Existe un sinfín de variantes de esta habilidad, que siempre resulta sorprendente. El caso es que este trabajo podría salvar la vida de su perro. El envenenador de canes está siempre al acecho, y es difícil saber cuándo y dónde buscará su próxima víctima.
Una de las variantes de la habilidad de rechazar comida consiste en enseñar al perro a comer únicamente la comida que se le proporcione en un plato concreto. Así, rechazará comida si se le ofrece en un plato de otro material, por ejemplo, de porcelana en vez de acero inoxidable. Otro método enseña al perro a tomar comida solo de la mano izquierda.
Por desgracia, si el malvado envenenador pertenece al 5% de la población zurda, este sistema no nos será de gran ayuda.
Para mayor seguridad y tranquilidad, al enseñar a su perro la habilidad de rechazar comida para evitar envenenamientos, enséñele a ignorar la comida que encuentre en el suelo. La mayoría de las intoxicaciones se producen con carne adulterada que alguien con malas intenciones lanza por encima de la verja.
Cuando se adiestra a los perros guardianes o de seguridad para que rechacen comida, se les enseña a amenazar con morder a cualquiera que intente tentar su paladar. Esta técnica es perfecta para trabajos de alta seguridad, pero está totalmente fuera de lugar en el caso de mascotas domésticas. Los perros de seguridad trabajan en zonas con todo tipo de controles físicos que les mantienen alejados de personas imprudentes pero bien intencionadas. Cualquier persona que se acerque mucho a un perro de seguridad para poder ofrecerle comida seguro que no tiene buenas intenciones. Así, la habilidad de rechazar comida puede salvar la vida de un perro guardián, además de impedir el acceso a un ladrón. En muchas de estas situaciones, el perro vigila una zona sin ningún adiestrador al lado. Para prepararle para este trabajo, se le ha agitado y se le sigue agitando cada vez que un extraño le ofrece comida.
En el caso de su perro, cuando un extraño le ofrezca comida no debe intentar morder, sino darse media vuelta. Un perro con una buena base de obediencia aprenderá este ejercicio con gran rapidez. Búsquese un compinche que se acerque al perro, de modo amigable, con un trozo de carne en la mano. Su compinche sabe perfectamente que el perro no debe coger el trozo de carne de ninguna de las maneras. Al ofrecerle el trozo de carne, cuando el perro intente alcanzarlo déle un firme tirón del collar y dígale ¡NO! Su compinche deberá ofrecerle la carne tres o cuatro veces, y luego se marchará. Siéntese y relájese un rato. Entonces su compinche regresará con el mismo trozo de carne. Lo ideal sería que el “agitador” fuese una persona distinta cada vez. Sin embargo en la mayoría de los casos recurrir a la misma persona es una necesidad, sobre todo si el perro tiene cara de pocos amigos.
En esta segunda sesión de trabajo, su compinche volverá a intentar dar comida al perro. De vez en cuando, el compinche le dará un suave cachete en el hocico cuando intente alcanzar la comida. Este rápido golpecito sustituirá la corrección con la correa a medida que progrese el adiestramiento. Con este método, la mayoría de las correcciones se realizarán con la correa. Existen varias razones por las que es preferible que sea así en vez de que las correcciones procedan del compinche que supuestamente quiere envenenarlo.
- Usted conoce mejor a su perro y podrá coordinar las correcciones mucho mejor que su ayudante, a no ser que este sea un adiestrador profesional.
- Siempre que sea posible, es preferible adiestrar a nuestro perro uno mismo.
- Existen más posibilidades de que una persona inexperta lastime al perro si sus correcciones se mantienen a un nivel mínimo.
- Existen más posibilidades de que una persona inexperta resulte lastimada si el perro defiende con vehemencia su comida.
A pesar de todo, es preciso que su ayudante realice alguna corrección mientras enseña al perro a rechazar comida. El perro debe darse cuenta de que no es necesario que usted esté presente cuando se le corrige por querer hincar los dientes en el trozo de carne que se le ofrece.
Ahora, aunque sea la primera sesión de trabajo, puede empezar con la siguiente fase del adiestramiento. Es muy fácil. Siéntese y descanse un poco. A continuación., pida a su ayudante que repita la rutina con la carne. El perro es listo y probablemente girará la cabeza. ¡Genial! Ya domina la habilidad. ¡Pues no! Aún hay mucho trabajo por hacer. Ahora pida a su ayudante que deje caer la carne en el suelo. Sujete la correa de modo que quede floja, así el perro creerá que puede alcanzar la carne, pero, en realidad, no tendrá correa suficiente. Además, usted estará atento y preparado para corregirle con un NO y un tirón si cede a la tentación. En caso de que lograse alcanzar la carne, abaláncese sobre él, oblíguele a abrir la boca y quítele la carne. Si cree que no será capaz de hacerlo, deje de preocuparse por enseñar al perro a rechazar comida y ocúpese primero de conseguir sacar la comida de la boca del perro. Si logra comerse algún trozo de carne, tendrá un incentivo suficiente para volver a intentarlo, y todo el trabajo realizado no servirá de nada. Ciertamente es un trabajo duro, por eso incluimos tantas pausas de descanso. Después de saltar sobre el perro y arrebatarle la carne de la boca, déle una serie de tirones de la correa, acompañados de una buena bronca. Estamos hablando de carne envenenada, no es para tomárselo a broma. Y el perro ni sabe ni sabrá que esto no es más que un simulacro. Lo que sí debe saber es darle su comida. Si no le ha enseñado esto aún, enséñeselo antes de adiestrarlo en esta nueva habilidad. Nunca se abalance sobre un perro muy celoso de su comida para intentar arrebatársela.
Si el perro ignora la carne, hágalo pasar por encima varias veces. Pero no le ordene la posición Junto, pues ya ha aprendido que, con esa orden, debe ignorar lo que esté en el suelo. Mantenga la correa bastante floja, para que pueda oler la carne o incluso intentar alcanzarla. Puede dejar una longitud de correa que le permita curiosear. Pero esté atento y preparado. Si cae en la tentación, ya sabe lo que tiene que hacer.
Aquí concluye la primera sesión. Y ahora ¿qué puede hacer con el trozo de carne manoseado? Como adiestrador y propietario, puede dárselo al perro, con la mano izquierda o en su plato, según cuál sea su objetivo de adiestramiento. Cuando le ofrezca la carne de forma apropiada, dígale BIEN y felicítelo cuando la coja. Hasta aquí, todo perfecto, pero aún no ha terminado. De hecho, el trabajo hecho es solo el comienzo. Aunque puede estar impresionado con los progresos obtenidos en tan poco tiempo, esta habilidad requiere un trabajo continuado.
En la próxima sesión intente contar con un ayudante distinto. Deberá empezar del mismo modo que el primero. Al final., deje la carne en el suelo. El perro ya sabe lo que se espera de él e ignorará la carne.
Estas sesiones han sido bastante cortas. A partir de ahora deberá dedicar más tiempo a enseñar al perro a rechazar comida. Busque un buen escondite desde el que pueda observar al perro en el patio. Desde su escondite deberá poder acceder fácil y rápidamente al patio para corregir las posibles transgresiones del perro. La primera vez, pida a uno de sus ayudantes que tiente al perro con comida. Lo más probable es que la rechace. A continuación, el ayudante lanzará la carne al patio. Vigile qué hace el perro. Es posible que mire la carne de reojo o que la ignore. En caso de que intente acercarse, salga corriendo al patio, gritando ¡NO, NO, NO, NO, NO! Sujételo y oblíguelo a abrir la boca y quítele la carne. Ríñale con un buen meneo, mientras repite: ¡NO, NO, NO! Ahora puede sentarse y descansar, pero no se reconcilie en seguida con el perro. Esta fase del adiestramiento es dura, pero si se plantea tirar la toalla, recuerde que no se trata de una simple habilidad más ya que algún día podría salvarle la vida al perro. Además, piense que es más duro para usted que para el perro. Él se pasea tranquilamente por el patio mientras usted le espía desde su escondite. Si él hace algo que, en el fondo, es natural, será usted quien deba actuar de forma antinatural. Entre en acción, invierta todas sus energías y, luego, descanse para bajar las pulsaciones de su corazón acelerado. A pesar de todo, el adiestramiento debe continuar. Cuando el perro aprenda esta habilidad, mantener sus conocimientos será más fácil, y eso es más importante que trabajar en cualquier otra fase de adiestramiento. Realice una prueba al menos una vez al mes en condiciones realistas. Solo así podrá estar tranquilo de que su querida mascota está de verdad a salvo del loco de turno capaz de envenenar a un inocente e ingenuo animal.
Fuente: Trucos Caninos, Capitán Artur J.Haggerty y Carol Lea Benjamin
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muy interesante, ojala me sirva para salvarle la vida a mi perro en algun momento
Hola amig@s!!acabo de recoger una cachorilla de 5 meses de la calle pero tengo un problema con la comida, siempre tiene hambre, no puedo controlarla ni dejar comida a su alcance.
Saludos