Si su perro ladra cuando usted se lo ordene, podrá hacer uno de los trucos más divertidos y alucinantes. Algunos perros incluso aprenden por sí solos algunas cosas una vez que han aprendido a “hablar” cuando se lo ordenan. Un perro listo podría deducir que su voz puede influir en los humanos (del mismo modo que influye en los perros) y puede empezar a expresar verbalmente sus necesidades por iniciativa propia. Tal vez ladre para salir, para indicar que su cuenco de agua está vacío o para anunciar otras necesidades y deseos. Si no es así, usted puede ayudarle a hacer todo esto y otras cosas sorprendentes. Incluso puede utilizar esta habilidad en beneficio de su seguridad y protección. Preste atención.
Observe qué hace que el perro ladre: la presencia de alguien junto a la puerta, el deseo de jugar con usted o con otro perro, la llegada del cartero o el basurero, la visión de comida… Empiece a anticipar su ladrido y ordénele que hable justo cuando va a ladrar de todos modos. Pronuncie la orden HABLA y elógielo cuando lo haga. Con paciencia, ponga en práctica este discreto método varias veces al día durante unas cuantas semanas.
Ahora muestre algo de comida al perro. Háblele para provocarlo: “¿Lo quieres? Dime, ¿Lo quieres? Habla si quieres la comida”. Si ladra, déle su exquisita recompensa. Cuando domine esta técnica y ladre siempre para pedir la comida, empiece a usar una señal manual, con la comida aún como recompensa. Señale con un dedo o dé un chasquido.
Si no consigue que su perro ladre mediante la técnica de anticipar sus ladridos o provocándole con comida, pruebe con los siguientes recursos de emergencia: enciérrelo y deje que vea cómo le hace carantoñas a otro perro, o bien átelo con una correa corta a la hora de la comida y coloque su cuenco lejos de su alcance. En ambos casos, siga diciéndole que hable y déle su recompensa cuando lo haga.
A veces, al intentar enseñar a un perro que hable a la orden lo que consigue sin querer es que estornude. En este punto, no deje pasar la oportunidad e intente de inmediato enseñarle a estornudar.
Cuando el perro hable en respuesta a una señal vocal o manual, empiece a alternar sesiones con y sin recompensa en forma de comida para evitar que desarrolle una «adicción alta en calorías». Los perros son criaturas simples y, en presencia de comida, buena parte de su concentración está en la comida, no en el adiestramiento. Usar comida para empezar a trabajar una habilidad es un buen recurso, pero, si lo que busca es un aprendizaje real, siga trabajando sin comida en cuanto sea posible. Un perro que trabaja para recibir elogios puede llegar a disfrutar con el trabajo. Un perro que trabaja para recibir comida se quedará en ese nivel y no avanzará.
Ahora está listo para perfeccionar la habilidad. Acostumbre al perro a hablar desde una posición Sentado de frente, alternando todos los métodos: comida, orden vocal, señal con la mano y combinación de varios de estos métodos. Así podrá trabajar con mayor flexibilidad. Pregunte al perro cualquier pregunta que pueda contestarse con un número: ¿Cuántos años tengo? (Tenga cuidado, dirá la verdad) ¿Qué día es hoy? ¿Cuántos países forman la Unión Europea? ¿De cuántos años es el mandato del presidente español? ¿Cuántas patas tiene una vaca? Hágale la señal con la mano para empezar, pero de forma sutil, para que lo vea él., pero no el público boquiabierto. Si tiene algún problema y está en medio de una actuación, siempre puede ayudarle: «Venga, habla. Dinos cuántas patas tiene una vaca».
Comienza el Espectáculo
En este punto debemos decirle que ya es trabajo suyo hacer que el perro quede bien. Al fin y al cabo, él le hace quedar bien a usted. ¿Qué ocurre si la pifia? ¿Qué ocurre si no ladra o su respuesta es incorrecta? Él no sabe improvisar para salir airoso de la situación, pero usted sí. Con un poco de labia, puede lograr un número impecable. Si masculla un ladrido y la respuesta no es correcta, pídale que vocalice mejor, con ladridos claros, o que empiece de nuevo y lo haga bien. Esté preparado para corregirle de un modo que el público no lo perciba como tal. Encubra a su amigo canino. “¿Acaso no has mirado hoy el calendario?” “Veo que no lees mucho los periódicos, has olvidado las dos últimas adhesiones.” “Muy amable por tu parte, te has olvidado mis dos últimos cumpleaños.” Su locuacidad es lo que puede situar este número al nivel que merece.
Cuando el perro responda bien., hágale una pregunta de matemáticas: «¿Dos más cinco?». Mírele fijamente a los ojos. Cuando ladre la respuesta correcta, siete (refresque sus matemáticas si no quiere quedar mal), mire a otro lado, haga una pausa y felicítelo. En este punto, solo un profesional sabrá ver el truco. Los únicos límites aquí los pondrán su imaginación y su ingenio. Si está realizando una demostración o un espectáculo, busque un final divertido. Pregunte al perro: «¿Cuántos años tengo?». Antes de que sus ladridos lleguen a revelar la cruda realidad, deténgalo rompiendo el contacto visual y diga: “Vaya, lo siento, se nos ha acabado el tiempo”.
Fuente: Trucos Caninos, Capitán Artur J.Haggerty y Carol Lea Benjamin
Hola, mi perro se llama Teo. Y gracias por la información me sirvio de mucho :-D
Mi perro murió y sabia hacer miles de trucos :(
ea genial
es real
esto si esverdad