Todo el mundo sabe cómo hacer este truco. No hay más que decir DAME LA MANO y el perro le dará la mano. Repita el ejercicio una y otra vez. Si está compenetrado con el perro, puede reducir el número de repeticiones. El perro levantará la mano en diferentes situaciones sin conocer este ejercicio. Lo hará si quiere llamar su atención, que lo acaricie o que le rasque. Hágale caso, acaríciele y rásquele después de decir DAME LA MANO. Casi todos los perros levantarán la mano izquierda. La gran mayoría de las personas son diestras y tienden a buscar la mano más cercana. Un buen argumento para una película de suspenso seria que el súper detective encuentra un perro en la escena del crimen. Cuando le dice DAME LA MANO, el perro levanta la mano derecha. “¡Aja! El criminal es zurdo.»
Este simple hecho le permite ampliar esta habilidad clásica. Dígale al perro: DAME LA OTRA MANO. Como lo que el perro quiere es su atención, probará con la otra mano. Tómela, felicítelo y dígale que es el mejor.
El perro también extenderá la mano al adoptar una postura de sumisión cuando ha hecho algo mal. Este es un primer paso en el esquema de comportamiento de sumisión del perro, que culmina en el ejercicio de rodar. Cuando levante la mano, dé la orden, tome la mano y tranquilícelo. Pero no utilice esta técnica si ha hecho algo horrible con su alfombra favorita. Cuando le haya dado una mano, diga con firmeza: NO, LA OTRA MANO. Y le ofrecerá sumisamente la otra mano. Tómela y felicítelo. Ahora puede transformar este ejercicio en MANO DERECHA, MANO IZQUIERDA. Y seguramente podrá alardear ante sus invitados incluso antes de que el perro aprenda bien la técnica. Usted deberá decir: «No, esta mano no, la mano derecha; ahora la otra mano, la mano izquierda, no, la otra mano». El resultado puede ser más efectivo que usar la orden MANO DERECHA, MANO IZQUIERDA.
Fuente: Trucos Caninos, Capitán Artur J.Haggerty y Carol Lea Benjamin