Odia madrugar y tener que salir con la helada matinal para pasear con su perro de aguas irlandés, Whisky. Así que decide comprarle una compañera, Ginebra. Ahora, todas las mañanas, Ginebra saca a Whisky de paseo y usted puede levantarse un poco más tarde. Parece perfecto, pero, de nuevo, esta habilidad no hará realidad sus sueños. A no ser que su cónyuge lo haga por usted, tendrá que seguir sacando a Whisky y a Ginebra a pasear.
Pero si le gusta la comedia, Whisky y Ginebra pueden pasearse el uno al otro, bajo su supervisión. Como ya habrá adiestrado a Whisky en el truco de cobro, no le costará coger la correa de Ginebra con la boca y sujetarla con firmeza. ¡Menudo par de dos! ¡Bonita estampa!
¿Cómo se consigue esto? Primero los dos perros deben aprender a colocarse en la posición Junto, los dos juntos a su izquierda. Si ambos están bien educados, esto le supondrá muy poco trabajo extra. Whisky, como buen caballero deberá situarse en el lado de fuera. Puede comprar un tirante para que los collares de ahorque de los dos perros funcionen unidos a una sola correa o bien puede pasar la correa por el aro del collar de Ginebra y luego engancharla al de Whisky. Durante un tiempo también puede usar dos correas para corregir a los perros por separado. Ahora practique la colocación de su equipo perruno en la posición Junto, uno al lado del otro. Felicítelos efusivamente a los dos. Cuando se sientan cómodos en esta posición, pida a Whisky que sujete la correa de Ginebra y déles la orden JUNTO. Ahora la parejita permanecerá sentada, uno junto al otro, mientras usted tiene las manos libres.
Como siempre, puede improvisa variantes sobre este truco. Whisky puede sujetar la correa mientras Ginebra adopta la posición Sentado, En pie o Echado-Quieto. Por supuesto, usted deberá estar ahí para dar las órdenes. De todos modos, estamos seguros de que no se lo pedería por nada del mundo. Si los perros dominan otras habilidades, combínelas. Déle la correa a Ginebra para que la sujete y pídale que lleve a Whisky a «mamá». Con un poco de práctica, los dos deberían llegar a su destino sanos y salvos. Una vez tuvimos el placer de topar con un chimpancé adiestrado en un centro comercial. El chimpancé cogió a nuestro golden retriever por el collar y le dió un paseo. El buenazo del retriever se prestó de buen grado a la gracia. Cuando se adiestra a un perro, sin duda este aprende que quienquiera que sujete la correa es el jefe. Así, si un chimpancé podía pasearlo, ¿por qué no podría hacerlo otro perro? Está claro que los madrugones no se los quita nadie, pero las risas están garantizadas. Por cierto, si decide comprarse un chimpancé para que le pasee al perro, asegúrese de que va sobre patines (como nuestro amigo).
Fuente: Trucos Caninos, Capitán Artur J.Haggerty y Carol Lea Benjamin